Kines y escorts en tiempos del Coronavirus; Se reinventas y hacen videollamadas por Whatsapp.
“Pues qué vamos a hacer si no se puede salir; teletrabajar, como todo el mundo”. Lo dice entre risas Janine, que lleva casi una semana confinada en casa, como todo el Perú. Hay gente que puede trabajar desde sus hogares, pero en el caso de Janine es complicado porque es prostituta.
Es colombiana, tiene 23 años, lleva dos y medio en Perú y ha decidido, como muchas otras chicas del sector en estos días de aislamiento, reinventarse.
¿Cómo es eso del teletrabajo en el sector de la prostitución? Hasta la fecha, pocas se lo habían planteado. Pero necesidad obliga y en tiempos de guerra, que esto es lo más parecido a una guerra, toca economía de supervivencia. Hubiera sido impensable en otra época, pero nuestro siglo XXI nos dio la tecnología para, entre otras muchas cosas, sobrellevar mejor los confinamientos. Internet, que ha redifinido en muchos estadios la sexualidad, lo ha hecho también en épocas de pandemias.
“Yo ofrezco una videollamada de un media hora por 100 soles.
Me anuncio en la misma página de internet de siempre. Ejerzo la prostitución desde que estaba en mi país y cuando llegué a Perú me empecé a anunciar en Placeres del Perú, que es la más famosa. Antes ponía las tarifas de mis servicios y estos también pero explico lo de la videollamada, todo igual que antes. Gano menos dinero, claro, pero algo hay que hacer”, Nos explica Janine en una conversación telefónica.
Kines y escorts en tiempos del coronavirus: Videollamadas
Janine se ha reinventado por culpa del coronavirus, Es una escort independiente que antes recibía a los clientes en su departamento de Miraflores. Ahora lo que ofrece es una videollamada de media hora por Skype o Whatsapp. El cliente ingresa el dinero por adelantado “en transferencia bancaria o Yape, que son los que yo tengo” y de inmediato empieza un videochat erótico con él. “Unas veces acordamos lo que quiere antes de empezar y otras veces se va dando sobre la marcha. Me desnudo, uso mis juguetes… Le dejo claro primero lo que no pienso hacer y ya está”, resume.
No es la única en esta situación. La alternativa de la videollamada erótica está proliferando en las páginas de contactos desde que se decretó el estado de alarma en nuestro país. Oscilan los precios habituales entre los 100 y los 200 soles, dependiendo del tiempo, aunque también hay algún caso que ofrece 10 minutos de show por 30 soles. 3 soles por minuto. Antes también se publicitaban esos servicios de cibersexo, pero por norma general eran de webcammers; personas que se dedican a los chats eróticos pero que no tienen nada que ver con la prostitución. Ahora, en cambio, son muchas las prostitutas que han decidido dar este salto provisional.

“En mi caso no me ha costado porque yo en Bogotá ya hacía esto. Trabajaba en una casa de citas y teníamos un horario. A veces nos tocaba clientes y otras veces nos tocaba vídeo, que había unas habitaciones aparte para eso, con cámara y foco. Todas la chicas teníamos una cuenta abierta y a veces se ganaba mucho más dinero con los chats que teniendo sexo real. Entonces yo ya estaba acostumbrada a desnudarme y hacer shows delante de una cámara. Hace mucho que no lo hago, pero eso tampoco es algo que se olvide de cómo hacerlo”, explica con humor, el mismo que emplea para decir que “no, no me estoy haciendo rica con esto de la videollamada. Llevamos muy pocos días, pero de momento han sido 5 clientes desde el lunes. A ver si se anima la cosa”.
Escorts freelancers: Así se reinventan con videollamadas en medio del coronavirus
Luchar contra el pudor
En el caso de Janine no ha sido más que volver a sus orígenes, pero para otras chicas es algo totalmente nuevo. Es el caso de Lola, una escort de Brasil que nunca se había planteado esa opción. “Tengo 24 años y llevo tres como escort. Empecé para pagarme los estudios y sigo con ello porque no me va mal, soy independiente y tengo algunos clientes fijos de confianza. Pero para mí una cosa es eso y otra masturbarme delante de una cámara, porque yo no soy exhibicionista”.
Reconoce que, en su caso, la idea de pasarse al cibersexo no fue suya. “Ya te digo que ni se me hubiera pasado por la cabeza, yo no soy ni siquiera de mandar fotos. Pero me lo pidió un cliente de confianza. Acordamos 40 dolares y le hice una videollamada”. Así fue como hizo el primer show por cam de su vida. No pensaba Lola que la cosa tuviese más recorrido que ese, “pero ahora he visto que hay otras chicas que se anuncian ofreciendo lo mismo, así que será normal”.
“Yo de momento sigo, porque tampoco sé cuando voy a poder trabajar. He hecho ya ocho o nueve llamadas, casi todas con gente de confianza. Con algunos he acordado 45 dolares, con otros 30, depende de lo que pidan y el tiempo que negociemos. ¿El pudor? Se pasa rápido”. Apunta además Lola que “como nosotras, sobre todo las que somos independientes y trabajamos en casa, no cotizamos ni declaramos esto, para nosotras no va a haber ninguna ayuda cuando se acabe lo del virus”.
La Kine concienciada
La que tiene la tarifa más cara es Paula, una kine en Miraflores que también ha optado por las llamadas como sucedáneo a los servicios sexuales que oferta habitualmente. Paula tiene 20 años y cobra 200 soles por videollamada: “No pongo tiempo, vamos sin prisas. Que tampoco se pase, pero bueno, de momento no he tenido problema con eso”, aunque del mismo modo reconoce que “tampoco es que haya tenido muchos clientes en estos días, un par de ellos”.

En el caso de Sofía, la idea sí que partió de ella y fue por una cuestión de precaución. “Yo estoy cansada con el virus. Me anuncio en una página de contactos y ya de antes de que nos mandasen encerrarnos en casa yo puse un mensaje diciendo que estos días no trabajaría”. Para rascar algunos ingresos atípico durante la cuarentena, Sofía se pasó a las videollamadas: “Yo lo había hecho algunas veces pero en plan de morbo con conocidos. Pedir dinero por esto no lo había hecho nunca. Pero ahora es lo que toca”.
Esw asi como kines y escorts en tiempos del coronavirus se reiventaron y sin perjudicar a nadie ofrecen una manera de relajarse.
One comment on “Kines y escorts en tiempos del coronavirus”
Soy muy bonitas
Los comentarios están cerrados